De agente antidrogas a activista cannábico

Elizabeth Erhardt
24 Apr 2024

Alfredo Ossino sirvió durante 30 años en la Guardia de Finanzas hasta que comenzó a sufrir una grave enfermedad que le dificultaba incluso los movimientos más básicos. Este calvario duró años, hasta que descubrió el cannabis medicinal: "He renacido, el Estado debe entender que puede salvar muchas vidas como la mía, había llegado al límite". Su historia está contada en el libro "Cannabis: la verdadera historia de un agente antidrogas".


¿Cómo pasó de agente antidrogas a activista por los derechos del cannabis terapéutico?

Esta es la historia de Alfredo Ossino, de 59 años, nacido en Génova pero residente en Catania. Durante 30 años formó parte de la Guardia di Finanza, sirviendo en diversas unidades operativas, incluido el Grupo Operativo Antidrogas de Roma, donde combatió el tráfico de drogas, armas y contrabando. Sin embargo, una grave enfermedad lo llevó por un sorprendente giro de 180 grados.

Alfredo desarrolló una estenosis adquirida en la columna cervical, provocando problemas funcionales y dolores intensos en las extremidades. Inicialmente no pareció ser una patología grave, pero con el tiempo fue empeorando. En 2006, la Comisión Médica Militar lo puso en espera durante tres meses por enfermedades relacionadas con el servicio, pero ya era demasiado tarde y su condición siguió deteriorándose.

En 2007, después de 18 meses de espera, lo despidieron porque tenía dificultades para manejar de forma segura el arma de la ordenanza, debido a los déficits en su columna vertebral. En 2012, tras una nueva revisión de la Comisión Médica Militar, se determinó que padecía múltiples discopatías en la zona dorso-lumbo-sacra, con signos de radiculopatía periférica, todo relacionado con su servicio. Estaba perdiendo funciones motoras y no podía caminar, cayendo en depresión y soledad. Durante seis años, los efectos secundarios de los opioides recetados empeoraron su situación en lugar de mejorarla.

"Estaba convertido en un zombi, no podía moverme, subir escaleras o caminar sin sentir un dolor punzante", recuerda Ossino. Fue entonces cuando descubrió los beneficios del cannabis medicinal, que le devolvió la movilidad y le permitió "volver a vivir". 

"Me despidieron porque se equivocaron en la terapia. Ya en los 18 meses antes de la baja, me mantuvieron en espera, con un salario completo. Ya podría haber tomado cannabis durante la expectativa. En cambio, la salud pública siempre me ha recetado opiáceos. No demonizo a los opiáceos, pero usarlos durante mucho tiempo para controlar el dolor, al menos en mi experiencia, fue un fracaso", cuenta Alfredo en una entrevista.

Hoy, Alfredo es un apasionado activista que recorre Italia presentando su libro "Cannabis, la verdadera historia de un agente antidrogas", en el que denuncia las violaciones de derechos que sufren los pacientes en Italia. "El cannabis me ha permitido renacer y volver a ser autosuficiente, pero el Estado sigue siendo negacionista ante los testimonios de médicos y pacientes que confirman su eficacia terapéutica", afirma. Alfredo se ha convertido en un defensor de los derechos de los pacientes y critica la discriminación que sufre el sector del cannabis industrial y del "cannabis light" en Italia.


¿Cuáles son las consecuencias de la desinformación y el estigma?

Sin duda alguna, la crítica de Ossino se dirige al Estado: "Las fuerzas del orden ejecutan órdenes, no tienen ni deben tener el libre albedrío para interpretar las leyes. Es una garantía para todos". Pese a que la ley italiana del 9 de noviembre de 2015 autorizó el consumo de cannabis medicinal en las 20 regiones del país, Ossino afirma que desde entonces el Estado no ha formado ni informado adecuadamente a los médicos de atención primaria de toda Italia. Además, cuestiona por qué, a pesar de autorizar el uso del cannabis medicinal, el Estado no ha garantizado sistemáticamente las necesidades nacionales desde 2015 hasta la fecha, dejando a los pacientes en el dolor.

Buscando alternativas, Alfredo solicitó a los médicos que le permitieran usar cannabis para controlar su dolor crónico, pero se encontró con una gran desinformación y un fuerte estigma hacia el uso del cannabis. Sin tener opciones legales, Alfredo recurrió al mercado negro por necesidad de supervivencia. Afirma que el cannabis le salvó la vida: "Hoy tengo 59 años y estoy muy bien gracias al cannabis", dice durante una presentación de su libro en el Canapa Caffè de Roma.

Hasta 2020, Ossino se vio obligado a pagar de su bolsillo la terapia con cannabis, soportando altos costes de unos 400 euros o más al mes. Según él, abastecerse a través del sistema público en algunas partes de Italia es "una odisea", pues los médicos, las fuerzas del orden y la sociedad en general están desinformados, y quienes se tratan con cannabis son vistos como drogadictos. Esto, dice, vulnera derechos constitucionales como la dignidad y la libertad de movimiento.

Ossino relata que el cannabis le salvó, que desde el principio sintió sus beneficios a nivel físico y mental, y que en solo tres o cuatro meses obtuvo resultados sorprendentes. Sin embargo, debido a la "propaganda prohibicionista" hacia el cannabis, incluso sus allegados lo veían con malos ojos, considerándolo un "drogado".

En su libro "Cannabis la verdadera historia de un agente antidrogas" (Edizioni Effetto), Alfredo denuncia lo que considera violaciones de la ley por parte del Estado italiano contra los pacientes como él.


Su trayectoria ejemplifica cómo las vivencias personales pueden transformar radicalmente la perspectiva de alguien que, de combatir las drogas, pasa a defender el uso terapéutico del cannabis. Una historia que muestra el poder de la empatía y la compasión cuando se viven en carne propia los beneficios de una terapia que salva vidas.

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Elizabeth Erhardt